Son muy habituales las consultas sobre gatos que atacan a sus dueños mordiendo o arañando sus piernas o brazos. Suele ser fácil diagnosticar cuando estos casos de agresividad se dan por un juego descontrolado del gato, ya que a menudo coincide con animales que empezaron haciéndolo de forma suave (habitualmente cuando eran pequeños) pero la intensidad del juego se va intensificando hasta que llegan a hacer daño al dueño o a otro animal de casa.

Agresividad felina por juego

Cuando nos encontramos ante un caso de agresividad, al igual que ocurre con cualquier otro problema de comportamiento, lo primero que debemos descartar es una causa física. A veces, cuando nuestro gato siente molestias, puede volverse más arisco y evitar nuestro contacto por lo que una revisión veterinaria nunca está de más.

Una vez que hemos descartado esto, veremos como actúa nuestro gato antes de esos ataques. Cuando se trata de agresividad por juego es muy habitual que nos aceche por las esquinas o escondido en algún rincón y salga corriendo cuando pasamos hacia nuestros pies o nuestras manos.

Se suele dar a menudo en gatitos que llegaron a casa muy jóvenes que se han separado demasiado pronto de su camada. Cuando el gato convive con su madre y hermanos comienza a jugar con ellos y mediante sus correcciones aprende a controlar la mordida y los arañazos. Sin embargo, si no llega a pasar ese proceso de aprendizaje, es probable que su forma de juego sea mucho más brusca llegando incluso a hacer daño.

¿Cómo podemos prevenirlo?

Es esencial que cuando el gatito llegue a casa no juguemos con los pies y las manos, si lo hacemos, los identificará como juguetes y dirigirá sus ataques hacia esas zonas. Puede parecernos muy gracioso cuando es pequeño, pero sus uñas y dientes crecerán así como la intensidad del juego hasta que llegue a hacernos daño.

Debemos utilizar juguetes alternativos para desviar su atención como cañas, ratones, pelotas, etc. que lo mantengan lejos de nuestras manos y pies. Si vemos que nos está acenchando, podemos lanzar un juguete o agitar una caña para que centre su atención en ella. Si llega a atacar nuestros pies y manos no debemos cogerlo o apartarlo, si no ignorarlo, porque si no lo puede tomar como que estamos participando en ese juego.

¿Cómo eliminar la conducta?

Si nuestro gato ya se ha acostumbrado a atacarnos a nosotros o a otro animal de la familia (un perro, otro gato, etc.) el proceso de corrección llevará algo más de tiempo pero no es imposible, la base está en la anticipación.

Debemos analizar muy bien cuando nos ataca nuestro gato para poder preverlo y actuar antes de que lo haga. Si vemos que esta acechando, desviaremos su atención hacia otro objeto como ratones, peluches, etc. Si no nos da tiempo a buscar un señuelo, podemos evitar el ataque haciendo un ruido fuerte o evitando pasar por esa zona en ese momento.

Como hemos comentado antes, es importante que cuando nos ataque no reaccionemos cogiéndolo o apartándolo y, mucho menos, continuemos el juego ya que esto solo lo incentivará a repetirlo.

No hay gatos malos, solo incomprendidos

Los propietarios suelen alarmarse mucho ante ciertas conductas de su gato como es la agresividad, pero el ataque hacia nosotros o hacia otro animal de la casa no significa que nuestro gato sea malo si no que hay algo que estamos pasando por alto. En ocasiones lo hacen por miedo, otras por estrés u otras, como acabamos de ver, porque no han aprendido a controlarse.

En cualquier caso, ante un problema así, lo que debemos hacer siempre en primer lugar es acudir al veterinario a descartar una posible enfermedad y dolencia y, una vez descartado esto, a un etólogo felino que nos ayude a entender mejor a nuestro gato y nos de las pautas necesarias para que mantengamos una convivencia feliz con él.

por Celia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *