perro no es un regalo

Se acerca la Navidad, una época mágica en la que mucha gente decide incluir un animal en sus vidas. Hoy te voy a dar las razones por las que un perro no debe ser un regalo bajo el árbol, si no una decisión muy meditada por toda la familia.

Un perro no es un regalo, es una responsabilidad

Cuando un perro llega a casa todos los miembros de la familia suelen estar muy ilusionados y dedican mucho tiempo a su cuidado, pero con el paso de los días esa emoción inicial a veces se va diluyendo y sacarlo de paseo, cepillarlo o llevarlo al veterinario se convierte en una discusión para ver a quien le toca.

Por eso, antes de tomar la decisión, debemos afrontar todo lo que conlleva tener un animal y por ello no es algo que normalmente se pueda hacer por sorpresa.

Paseos y cuidados diarios

vacaciones con perro

Un perro debe salir unas 3 veces al día durante al menos 20 minutos cada vez y, dependiendo de su edad y necesidades, este tiempo podrá ser mayor. Esos paseos deberán incluir tiempo para que le perro olfatee, pasee tranquilamente… En definitiva, tiempo de calidad para él.

Además, debemos ocuparnos de darle de comer, de beber, cepillarlo, darle medicación si fuese necesario… Y esto ocurrirá todos los días del año, aunque trabajemos, tengamos vacaciones o nos cambien los horarios.

Si estamos pensado en adoptar un perro tendremos que analizar como es nuestro día a día y las opciones que podemos buscar si nuestro plan cambia o si nos vamos a ir de vacaciones. Por supuesto que hay alternativas: cuidadores de día, residencias, amigos, familiares… Pero debemos tenerlo en cuenta.

Gastos veterinarios y de manutención

Cuando empezamos a pensar en adoptar un animal sabemos que supone unos gastos pero ¿Somos conscientes de a que cantidades podemos enfrentarnos?

Un animal sano requerirá una alimentación de calidad (si no queremos problemas futuros), vacunaciones y revisiones anuales y desparasitaciones o análisis coprológicos periódicos.

Además, debemos contar con que eventualmente surja algún imprevisto veterinario que nos haga acudir por un accidente o enfermedad. Si es algo leve, tendremos suerte y el coste económico no será demasiado elevado, pero si incluye pruebas o cirugías los números empiezan a subir.

Si además se trata de una patología que no tenga cura (como una leishmania, artrosis o tantas otras) deberemos hacer revisiones habituales y es posible que tratamientos y pruebas diagnosticas cada cierto tiempo.

Todo ello hace que los costes que habíamos calculado en un inicio suban exponencialmente. ¿Podremos hacernos cargo de ello si se da el caso? Es algo muy a tener en cuenta antes de tomar la decisión.

Necesidad de un adiestrador o etólogo

Hay animales que nunca tienen ningún problema de conducta y con una dedicación normal (que no por ello inexistente) puedan llevar una vida feliz junto a nosotros. Otros, sin embargo, pueden adquirir ciertas conductas que quedamos modificar (ladrido excesivo, ansiedad por separación, escapes…) o desarrollar problemas emocionales que haya que solucionar (miedo, ansiedad…).

Si nos encontramos ante esta situación lo ideal es consultar cuanto antes con un etólogo o adiestrador que nos eche una mano analizando el caso concreto y dándonos unas pautas a seguir. Es importante especificar que un buen adiestrador no enseñará al perro si no que nos dará las claves para trabajar nosotros con él. Esto implica que deberemos de dedicar no solo dinero, si no también tiempo a la solución buscada.

Una decisión premeditada

perra durmiendo

Hemos visto los puntos principales por los que la llegada de un perro al hogar no debe de ser por sorpresa. Por desgracia, cada Navidad se regalan miles de animales y muchos de ellos acaban en la calle o en la protectora al cabo de unos meses.

¡Ojo! No quiero decir con ello que no se pueda regalar un animal, pero la persona que lo recibe debe ser consciente de todo lo anterior, lo ha tenido que valorar y tomar la decisión pidiendo el regalo.

En el caso de regalar un perro a un niño, por ejemplo, podremos hacerlo siempre y cuando los padres hayan tenido en cuenta que son ellos los que van a tener que asumir toda la responsabilidad, costes y tiempo pero además entra en juego otro aspecto: lo que percibe el niño al recibir un animal como regalo.

Si ponemos un animal bajo el árbol, debemos de mantener una conversación con los peques de casa haciéndoles ver que no se trata de un objeto si no que es un ser vivo que responde de nosotros.

De todas formas, mi opinión es que siempre será mejor que el animal llegue a casa de otra forma e incluso haciendo partícipes a los pequeños de la decisión. Sería genial acudir a la protectora junto a ellos, así además irían apreciando el problema de abandono tan grande que hay en España.

Mi primer perro llegó como un regalo y sin duda cambió mi vida, pero fueron mis padres y mis abuelos los que se hicieron cargo de él durante muchos años.

Este es un tema en el que puede haber muchas opiniones diferentes. Te animo a dejarme la tuya, siempre respetando las de los demás lectores.

por Celia

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